PROYECTOS DE LA FUNDACIÓN EN TANZANIA
Desde finales de 2013 y debido a problemas de seguridad en la zona norte de Kenya, la fundación ha cambiado su actividad a Tanzania. Algunos proyectos que no requieren presencia física continua se mantienen en Kenya, como la esponsorización de estudiantes de áreas remotas (los “sobrinos”), el centro de protetización de amputados de Bungoma (Western Kenya) y la evaluación de pacientes de complejidad especial para operarlos en España.
La actividad principal desde 2014 se realiza en la zona norte de Tanzania, en el distrito de Lake Natron, en una aldea remota llamada Engaresero. Allí, además de reiniciar el programa de “sobrinos”, realizamos misiones quirúrgicas cada 6 meses. Los pacientes acuden desde cientos de kilómetros alrededor. Montamos un hospital de campaña en el dispensario de Engaresero y hacemos cirugía reconstructiva humanitaria. Hacemos cirugía variada. Secuelas de traumatismos y fracturas, quemaduras, tumores, malformaciones congénitas, cirugía ginecológica, tiroides, y cualquier caso para el que honestamente seamos su mejor-única oportunidad.
No hay electricidad ni agua corriente. Usamos generadores de gasolina y el agua del rio. Trabajamos de sol a sol textual, en condiciones de extrema dureza. Hace falta profesionales duros para aguantar física y psicológicamente estas misiones. Cuando oscurece terminamos las cirugías por el riesgo de que fallen los generadores y porque físicamente los insectos lo impiden.
A los pacientes se les traslada desde y hasta sus aldeas en nuestro vehículo o se les paga transportes locales. Mucha gente no puede costear siquiera el trasporte. Es población Maasai, duros como el terreno. Los pacientes recién operados duermen en colchonetas o directamente en el suelo. No hay laboratorio, ni UCI ni radiología. Tenemos un aparato de rayos “portátil” que permite algunos diagnósticos.
A pesar de las condiciones intentamos proporcionar un tratamiento médico de buen nivel.
El seguimiento de los pacientes es especialmente difícil en estas áreas. Intentamos hacer tratamientos que no requieran apenas cuidados postoperatorios, ya que los pacientes retornan a sus aldeas en uno o dos días.
Los casos complejos, o los que requieren retirada de yesos, o agujas de fijación ósea, son revisados en dos meses, en una misión rápida de “pase de consulta”. Durante dos días se revisan los pacientes en las aldeas más cercanas para asegurarnos que van bien. Son viajes relámpago en los que no va todo el equipo. Es sorprendente la resistencia de esta gente y las pocas complicaciones que tenemos allí.